martes, 19 de diciembre de 2006

Salida de Ítaca

LA SALIDA DE ÍTACA


Te digo, Telémaco,
que aprendí entonces
que no nacen mares donde se siembra la sal.
Aré la playa
todo el tiempo que la necedad de aquellos,
por los que te dejo esperando,
cegó sus voluntades.
Pero, no pude.
No pude exterminar tu infancia
transformada en océano calmo
que se bate en retirada
desde tus pupilas tiernas.
Recordé mis minúsculos pasos
cuando ser re no era más
que un fluir extinto de los sueños
y me descubrí salvando tu niñez,
anteponiéndola a este reino
que me ha de ver partir.
Preferí la inocencia,
la que ya no volverá,
pero existió en mí como ahora en tus latidos,
a un trono que me pedía tu sangre.
No he de culpar a quien morirá
en la venganza que me procuraré.
El cadáver de Palamedes
me mostrará el camino de vuelta.
Me adentraré en el océano que nos mira,
rasgaré las mareas y los vientos
y, un día,
sin que tus años, que caerán
ajados por los fríos,
se den cuenta,
regresaré a tu lado
y acunaré tu vejez.

(Para Nán, perdón por la falta de pan)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joooo, qué bueno, Carmen. ¡¿Es tuyo?!

Este Ulises, tan astuto hace miles de años, ahora es sabio y te toma el corazón y te lo acuna, zamp zump zamp zump, y te ayuda a dejarlo dormido un ratito, con la falta que le hacía.

Tengo ya paraaaa... ¡dos semanas!

(gracias)

carmen moreno dijo...

Sí, señor, es mío, especialmente para ti, Nán.

NáN dijo...
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NáN dijo...
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NáN dijo...

Pues le robo, y cambio a mi placer y conveniencia, dos versos a Caballero Bonald, porque la poesía es de quien la necesita, que decía "Il Postino".

Tú te llamas Carmen
y es hermoso decir una a una tus letras.

Si es para mí tu (auténticamente tu) poema, supongo que podré elegir y no sé si prefiero ser Telémaco, esperando que regrese Ulises a acunarme en mi vejez (ya casi está presente) o ser el propio Ulises y regresar a cuidarle.

Por cierto, eso estaba haciendo hace media hora, cuidando de mi Telémaco abatido, en un bar del centro de Madrid, cuando se acercó una joven de ojos increíbles, que nos dijo "sois una pareja muy hermosa". Supe después, por la camarera, quién era la joven, pero ella no supo entonces, ni luego, que éramos padre e hijo. Y que el brillo en nuestras miradas no era lo que creía ella que era.

Decidido, soy Ulises: no quiero ver triste a mi madre despreciando a los que la aprecian.

Y gracias por elpoema. Abres una deuda que nunca podré pagar, lo que me hace doblemente afortunado. (Tus letras, una a una, tan hermosas).

Anónimo dijo...

me descubrí salvando tu niñez,
anteponiéndola a este reino
que me ha de ver partir.
Preferí la inocencia,
la que ya no volverá,
pero existió en mí como ahora en tus latidos,
a un trono que me pedía tu sangre.

Qué mejor que salvarnos primero para después salvar a los demás.....
Mil bssss guapa
Menchu