miércoles, 4 de abril de 2007

CARTA II


Querido H.B.:


¿Qué me importa a mí que hayas naufragado? Con cara de idiota...


El reloj de la cocina hace años que no marca las horas y tú ni te has dado cuenta. Yo te dije que me iba, te lo de jé escrito en la orilla de tu piel y tú... ¿qué hacías tú mientras yo iba construyendo el aire que habías estrangulado? Mi saliva te iba dibujando el camino de regreso ¿por qué no seguiste mis tacones que iban resonando en los dedos y las sienes?


Tus cafés me saben a leche amarga, y tus palabras no son más que un cúmulo de mentiras que se han ido haciendo un hueco en el imaginario de tus días.


No existe el mar, no existen las ventanas de las que me hablas y el parque, hace tiempo, lo convirtieron en un garaje de asfalto blanco y rojo. ¿Por qué no miras más allá de tu cuerpo ridículamente marcado por el tiempo que vas desandando?


No pienso sentirme culpable de tus tsunamis o tus lagrimales. No pienso alargarte mi boca para que la muerdas. Te estoy empezando a olvidar yo también y te hablo en la distancia para que no me roces con tus manos que amo desde siempre. Me prometiste hacerme la reina de África y ando con un dolor anclado en mis muñecas.


No vuelvas ya nunca, no me escribas de océanos que no conoces, de mareas, aquellas mareas en las que te fuiste alejando. Volver... Tú no sabes qué significa volver porque jamás estuviste.


Cuida esa espalda con memoria.


K.H.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Impresionante!

Anónimo dijo...

Y precioso para un final.
Fundido en negro.

Anónimo dijo...

Tiene mucho sabor a dolor y a reproches.
Deja que te hable de océanos. Qué más da de qué te hablen...
Al final serás tú quien encuentre una esquina en el medio del mar...

Un beso :)

Ana...

Anónimo dijo...

Que agresividad, cuanto odio en esa carta, no pongáis oceános por el medio, ahí lo que hay es un mar muerto, que de tanta sal (lágrimas) ya no hay vida en él.
Mejor que océanos poned tierra de por medio.
De todos modos, me parece que es muy dañina la carta. Innecesario

Anónimo dijo...

Los autores a veces hablan por la boca de un personaje. No debemos caer en la tentación de pensar en que haya personalización.
En cualquier caso un rasgo de la conducta de K.H. podría ser el resentimiento por algún episodio que los lectores desconocemos. Habría que profundizar más creo yo.
Por otra parte H.B. debía ser un jibia de mucho cuidado. Pero bueno, un malo, malo, sin conciencia y al estilo de los salidos de la pluma de R. Crumb. No sé. Pa un libro.

Anónimo dijo...

Acuerdo total con Soponides. A mí me parece un texto literario con lenguaje fuerte, intenso. Un texto atractivo. De desamor chulo. ¿Existen esas personas? Ese es otro tema. Y ahí no metería la nariz (públicamente).

¡Buen texto, Prim! Nos tienes a todos acongoja'os.

Anónimo dijo...

yo no he caído,lástima, en ninguna tentación yo tambien soy un personaje, quién te ha hecho pensar lo contrario?

NáN dijo...

Asurbanípal: creo que tus palabras son duras y, a diferencia del texto de la anfitriona, no parece que las justifique la riqueza de un texto literario.

Entro aquí a leer los textos que pone la anfitriona y, muchas veces, comentarios geniales de quienes aquí entran y forman una construcción con el texto original que los ha provocado.

Otras veces, respondemos con comentarios planos: la conversación no tiene que ser siempre genial y estar al borde un abismo. Suelo hablar del sonido del bosque, que es lo que importa y está formado por todo tipo de sonidos. Todos debemos comentar libremente, porque lo que cada uno piensa es importante para los demás.

Pero si el texto literario original (que es lo que es un texto que se expone delante de todos, con independencia de que detrás haya o no biografía: eso no nos importa a los lectores) puede ser duro y agresivo, pues la Literatura es lo que es y se interesa por todo lo humano, en beneficio de todos los lectores el comentarista debería ceñirse un poco al original en su respuesta si esta va a ser tan dura como las tuyas.

Yo he sacado alguna que otra vez los pies del tiesto en otros lugares de estos: y he agradecido (en el momento o algo más tarde) que me lo dijeran.

Pues bien, yo te lo digo: la violencia de la anfitriona es literaria, de un lenguaje fuerte que da gusto leer. La tuya no me lo parece.

Como lector de Carmen, creo que no se merece unas respuestas personales así.

Lo siento si te he ofendido. Mi intención es servir de barrera, contra un ataque que no entiendo, a la autora del texto, al texto y a los que disfrutamos aquí de buena literatura y de experiencias que, mágicamente, compartimos y nos sirven.

No te mosquées, disfruta y no juzgues los temas lietarios como asuntos personales: es una pérdida de tiempo.

Señora de Gondal, a tus pies. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

A mí me ha parecido una auténtica tragedia, intimista y atronadora, como la vida misma, en pluma de artista.

Como los buenos textos quedan en la memoria y cuando los recuerdos están a punto e extinguirse; antes de que en la vejez sólo se recuerde la infancia, inspirados por otras palabras, en algún otro libro; salen a la luz como si los hubieras vivido, en un deja vu.
Es entonces, cuando alguien sentado frente a un velador y rodeado de jóvenes que ven la ancianidad como un mundo lejano, los ojos ya vidriosos, en un intento de recuperar la juventud, se desenfocan y miran al infinito de la blanca pared, donde un reloj estropeado marca una hora pasada.

Anónimo dijo...

Varias cosas:

-Estremecedoras y sublimes las dos cartas que llevas publicadas. Espero que haya más.

-Disculpas de nuevo por dejar las canciones en la Carta I sin especificar mi nick.

-Me lío con tanto nick nuevo y tantas intervenciones que no entiendo. Hay muchas formas de decir las cosas. Es importante no herir al decirlas.

-Como poeta eres grande, como prosista, también.

Te seguiré leyendo.

Anónimo dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios porque me hacen crecer.

Os remito a la escena II de Jay y Bob el Silencioso contraatacan de Kevin Smith.

Anónimo dijo...

Cerrar los ojos y abrir la mente.

Consigues, justo lo que quieres desde tu liderazgo, transportarnos.

Reb dijo...

A mí se me ha puesto la piel de gallina, especialmente con la primera. Es muy bueno, (muy muy bueno) todo lo que escribes

Anónimo dijo...

Si es que la Señora está que se sale.

Yo, como buen amigo, le recomendaría que se cambiara de colonia: la que utiliza actualmente tiene demasiadas feromonas.

O no la cambie, oiga, y que lo disfrute... pero luego no me venga diciendo que es que la persiguen.

O que si venga, que (qué leche, para eso están los colegas) yo la espero con el motor de mi hermoso Greyford Newman en marcha.

Ya de ahí no sé cómo volver a contradecirme. Monterroso me asista. Mejor me voy a cenar algo por ahí, a ver si me aclaro la mente.

Ejjem.

Besitos.

Anónimo dijo...

Jajajajaja

Gracias, Microalgo, siempre me haces reír.

Te quiero mucho, o como diría el poeta: un güevo de pato.

Anónimo dijo...

Querido Nan, creo que tus palabras si son duras ya veo que no admites comentarios que no sean de alabanza, aunque tampoco sean destructivos ni mucho menos, son simplemente observaciones y comentarios como los demás, ni duros ni blandos, simplemente comentarios que un texto me provoca, disculpa de todos modos amigo Nan

Anónimo dijo...

Amigo Nan, siento que consideres duras mis palabras, yo sin embargo creo que tu eres mas duros en tus comentarios, yo simplemente reflejo lo que me provoca esa carta, yo no hago comentarios de alabanza ni destructivos, siento no tener la riqueza literaria de tus comentarios, de todos modos si he herido a alguien, mejor dicho si he molestado a alguien con mis comentarios callaré para siempre, un abrazo amigo/a. Viva la libertad de Expresión.

Anónimo dijo...

Querido/a Asurbanipal:

Aquí puedes dejar tus comentarios siempre. Te aseguro, yo, que conozco a Nán y que le quiero que jamás te censuraría.

Verás, no creo que haya que perder de vista que éste es un blog literario, así que te equivocas si en mis entradas hay literatura, incluso en aquellas que soy más yo.

Viva la libertad de expresión siempre, más aquí, más con nosotros. Claro que puedes dejar tus comentarios y, por supuesto, no tienen que ser de albanza. ¿Has visto que yo haya quitado alguno?

Lo que sí pediría a todos, incluída a mí, es que no juzguemos a quien no conocemos.

Si quieres comentar hazlo, si quieres callar hazlo. Tus decisiones siempre serán respetables, pero no tienen por qué ser compartidas.

De cualquier manera, espero, sinceramente, que no haya que volver a hacer entradas de este tipo, aclaratorias y conciliadoras. No nos lleva a nada.

carmen moreno dijo...

Perdón quería decir que te equivocas si crees que en mis entradas hay otra cosa que literatura...

Anónimo dijo...

La literatura nunca es sólo literatura