Y mirar todo aquello de lejos, desde fuera:
hombres, mujeres, hombres; hombres, hombres, mujeres
y niños, tan distintos y que van de colores; Rilke
Y sopesar el alma con los datos que tengo
escupir a la esencia del ser humano
y proclamar el fin del tiempo sobre la belleza.
Retener por un minuto la vida entre las piernas,
levantar al hombre por las axilas,
golpear su insípido rostro con los versos de otro.
Transmutar el tiempo en gominolas
e ir zanjando el asunto de vivir
con el azúcar entre los dientes
y una risa como de niño sin prisas.
De mal en peor
Hace 9 meses
18 comentarios:
... A Gondal:
Un enorme océano de ondas positivas,
un fuerte oleaje que empuja a la orilla,
una suave brisa que el alma acaricia,
corazones que hablan con una sonrisa...
en busca de tiempo, de amor y de vida.
Me encantó tu poema del Tiempo, como otros que le leído en alguna de mis visitas a este Océano donde te sientes a salvo aunque haya tempestad. Sigue escribiendo así, en verso o en prosa, pero ... con todo el corazón.
Hasta hoy no me "atreví" a escribir en el blog. Espero que nos encontremos navegando por aquí.
Malu Olivares
Bueno, Malu, aquí eres bien recibida siempre. Gracias por tus palabras, de verdad.
Mmmmmm...... transmutar el tiempo en gominolas...ggggg (babotas). Será la dieta, que me hace desear ser un Pinoco cualquiera en un país con caramelos y chocolate negro, jejeje.
A la primera que falto publicas prosa, verso.
Tus letras llenan esta mañana de niebla y tu blanco (otrora negro) con azules y algún "rouge" permanece, como ventana abierta a la que asomarse entre vorágines, en la incertidumbre del día a día.
Quizás cuando tomemos café simplemente sorba y calle, mirando mares cerca de un ventanal.
Hoy me siento así, ladeado y meditando. (S)aludos
Zoe, usted siempre ha sido de chocolate negro. Desde luego, a su lado la vida es más dulce.
(S), tomaremos café mirando al mar, en silencio o no. Ya lo decidiremos.
Y a veces me siento levantado por las axilas. Me hacen cosquillas.
Carmen, cuántas ganas tenía de Carmen.
Don Micro, si será por tirarle de los pelillos de... Esto...
Lara, lo otro también soy yo, ¿o no? Con ganas de verla.
sopesar el alma, levantar por las axilas, escupir, gominolas... qué fuerte y qué dulce
Virginia, siempre es así la vida, ¿no crees? Fuerte (en todos los sentidos) y dulce.
Me gusta que se quede por aquí.
Me alegra que, entre tus habituales chorros de agua fría, haya una brillo de agua termal como esta:
Transmutar el tiempo en gominolas
e ir zanjando el asunto de vivir
con el azúcar entre los dientes
y una risa como de niño sin prisas.
Se feliz, niña carmen. Hay ganas de veros.
Peter, ¿chorros de agua frío? ¿de verdad?
ays, sí!!!
quiero un cuento con la luz apagada y de dulce voz...
un abrazo, Carmen!!!
Si, el agua fría que me recuerda, que a veces, estoy dormido en mi sueño de optimista convencido.
Gracias por las gominolas.
Lo otro por supuesto que también eres tú, pero cada uno tiene una imagen privada secreta de los ojillos amigos. De todas formas, me refería sobre todo al silencio de últimamente (¡perdía, que eres una perdía!). Guapaaaaaaaaaaaaaaaa
(qué envidia me dais algunos para este finde, ya sabéis...)
Es curioso como ciertas imágenes de un poema, por lo desacostumbradas nos dejan una especie de desasosiego como de necesidad de defenderse. Me refiero al "levantamiento de hombre" . Ya, ya sé que esa lectura es demasiado esquemática y parcial.
Sucede como en algunas Obras de tipo vanguardista: Que arañan la superficie de la "normalidad" con sus chirridos más o menos inarmónicos o sus colores imposibles para que nuestros ojos acostumbrados a una determinada textura se abran a la nueva luz a los nuevos sonidos.
Lo del terrón de azucar, aunque no sea para mí, me gustó porque deja un "buen sabor de boca" al final del poema :-).
Un beso.
Ya lo sé, Niña Lara. De hecho, fíjate, tú siempre serás la Niña Lara para mí y te echo de menos (ya ves así de mariquita (y copiándote los paréntesis(incluso, aumentándolos))).
Manolotel, yo bebí del Surrealismo. Hubo un tiempo en el que yo quería ser surrealista, largarme a París, suicidarme con absenta y escribir los versos más tristes alguna noche, pero... Me quedé en Cádiz y casi me suicido con la humedad que hace aquí, ya ve usted.
Después de sopesar, escupir, gritar y golpear,
simplemente vivir, buscar la belleza entre piernas ajenas, y sonreir, hacer de la sal azúcar y de los cristales gominolas.
Grande, Carmen, como usted.
bss
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