Hace una semana fui a una psicóloga que me había recomendado una amiga. Lo primero que me sorprendió es que era argentina. No, no es que yo tenga ningún prejuicio contra las personas de esta nacionalidad (¿cómo podría ser si existe Messi?), pero me sentí como en una película de Woody Allen.
El despacho estaba dividido en dos zonas separadas sólo por moquetas de diferentes colores. En el espacio de moqueta verde había creado una atmósfera de salita de té inglés (entonces, me sentí como en un cuento de Borges), con dos sillones de orejas tapizado de una tela de enormes flores y una mesa de roble totalmente inútil, olvidada bajo la ventana. El otro espacio, el de moqueta roja, contenía una estantería de libros al fondo y dos sillas de alumnio.
Primero, me recibió en la zona inglesa y allí me preguntó por mi infancia (discúlpenme, pero volvía a Allen a susurrarme al oído). Luego me explicó que su técnica era un poco especial y abrí mucho los ojos.
Le dije que sólo quería saber dos cosas de mí, pero ella me dijo: "dejáte shevar" y yo, que de natural me suelo reír de casi todo, no pude aguantar la carcajada. Le advertí que a mí esas cosas... Pero insistió: "no, no, dejáte shevar, no debes bloquear tu reflexividad latente que se percibe por tu áura". Ante esas palabras no me quedó más remedio que dejarme shevar y pasamos a la zona 2.
Una vez allí me pidió que me pusiera de rodillas y me dio dos folios. Me explicó que los folios eran mis padres y, hombre, yo sabía que mi madre se había puesto a dieta, pero aquello era un tanto ridículo. Me dijo que pusiera los folios en la posición en la que sentía a mis padres. Como no tenía muy claro qué hacer me los puse en la cabeza y, ¡oh, horror! Estuve hora y media de rodillas y con dos folios en la cabeza y hablando de la infancia de mis padres que, yo, llámenme ridícula, no recuerdo nítidamente.
Fórmula exacta:
psicólogo/a y es argentino/a + preguntas por tu infancia + "método es especial" = hora y media hablando de rodillas
Drift
Hace 5 meses
12 comentarios:
jua, jua, jua, juáaaaaaa
(rompe con tu amiga)
(arrodíllate en una iglesia, que es gratis)
(déjate shevar por el instinto de darle una patada en el centro de gravedad a la psicóloga)
¡Pero haz algo urgente!
Juaa, juaaa!!!
Me recuerda a Anabela Zoch, dándonos clases de canto. Me agarraba por los hombros y me sacudía como a un cóctel.
― Pero venga, dale, relajáááááte, que sos un rígido, ¿sabés qué sos vos? Un rígido, un rííííííígido, vos tenés un conflicto interno y hasta que no lo resuelvas no podés cantar, relajááte ―me decía mientras me estrangulaba― ¡¡relajáte, ché, dale!!
De todas maneras, Carmelushi, no sé por qué te espantas de que la psicóloga fuera argentina. Si es un tópico. ¿No te acuerdas del programa de Boadella de "orden especial", ese en el que salían vestidos de monjes locos y gritaban "¡¡Purgandus populi!!"? Siempre que aparecía la psicóloga (argentina, claro) comenzaba su relato así:
"― El passiente fue sometiiido a un tratamieeeento de shock..."
Supongo que se refería a lo de los folios. Si vuelves y te da dos tomos de la enciclopedia Espasa y te dice que son tus padres, no se te ocurra ponérte cada uno en una mano y poner los brazos en cruz, que es que no lo cuentas.
Nos vemos en breve, cielillo mío.
¿Pero por qué no te llevaste la cámara de vídeo? ¿Por quéééééééé?
¿Psicóloga argentina? Lo raro es que no lo fuera.
Ay, que risa!
Estas cosas sólo pueden pasarte a ti.
Jajajaja!
Es una historia inventada, a que sí!?
Jajajajaja! Lo sé, me acordaré de lo que acabas de contar en el momento más inoportuno y no podré reprimir mi carcajada.
Besos y aléjate de la argentina y de los folios.
Ay, Primo, la amiga, en verdad, es de Zoe y yo debo caerle mal.
Don Micro, es que los argentinos...
Pues, Arwen, porque no imaginaba que iba a terminar así, sinceramente.
Tiene usted razónk, Alcancero, pero es que me parecía tan obvio...
No, no, Winsta, me pasó de verdad y me costó 50 €. Aaaayyy.
jajajajaja...
No puedes faltar a la siguiente cita, Carmen. Necesitamos más detalles de esto.
De todas formas, esa no es forma de dejarte shevar, ahora vas "resabiada" para la próxima, a ver ahora con qué cara te pide que te pongas de rodillas la próxima vez.
Pagaría por ver tu cara.
jajaja, gracias por las risas, amiga.
Como verás, querida Prima, la piedad no es una de las virtudes que adorna a los que por aquí pasamos.
Estamos deseosos (deseantes, habría escrito el poeta) de que vuelvas y nos lo cuentes.
A ver, Enana, Primo, si haceis una colecta y recaudais los 50€ por sesión yo vuelvo, aunque termine haciendo la terapia en el wáter con la cabeza incrustada en el inodoro. Pero si los tengo que pagar yo va a ser que no. Y hacedme el favor de no ser tan moletes (jejeje) que la psicóloga era muy buena, pero incomprendida.
Hola Carmen, he caido en tu blog y confieso que me ha cusado mucha gracia tu relato... me hubiera sentido igual o peor que tú con los métodos aplicados.... pero bueno... debo decir algo al respecto, ya que soy psicóloga y argentina... lamentablemente estos perfiles nuevos que hoy abundan atentan contra la seriedad de nuetra profesión y lamento que lo extiendan a nuestra nacionalidad... En fin, pero también voto para que vayas a la segunda cita para ver con que te sorprendera!
Paula
y que pasó con la siguiente cita? me has ejado intrigada... ;)
Por favor, no dejes de ir a esa psicóloga. Sería muy divertido que contaras por fascículos las cosas que te hace.
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