Cómo llegas con tus pasos de asfalto madrileño y compones esta mueca de felicidad a pesar de que se hace tarde.
Cuánta agua con sal
me regalan para toda la sed
que se me está acostumbrando
en mi costado.
Cuántos desiertos me legan
tras el mar y sus saludes.
Menos mal que tu sombra, menos mal...
9 comentarios:
Anónimo
dijo...
Que triste y melancólico paseo por esas playas donde sólo el rumor de las olas nos acompaña.
Las pisadas que se dirigen a ningún lado, son de ida y vuelta. Como las personas que las imprimen en la arena.
Sonriamos porque la vida es más que bonita y todos los días hay cosas buenas que ensombrecen a las malas. Es más, a veces las malas son buenas, sólo hace falta colocarse bien para verlas con la perspectiva adecuada.
A no ser que desierto sea soledad, en ese caso bienvenida al club.
En cierta ocasión, hace más de 30 años en que yo era adoleswcente, alguién me preguntó si sabía lo que era la "soleá" y yo, inocente respondí la que le daba siempre el sol. Desde entonces, y ahora, al cabo de los años sigo pensando lo mismo (eso es cabezonería), a pesar de haberla padecido en algún que otro momento (a veces incluso buscada, a mi pesar).
Cádiz es vergel y no debería haber desiertos tras nada, aunque lo parezca, ni tras el mar, ni tras la tierra, ni siquiera tras las personas.
9 comentarios:
Que triste y melancólico paseo por esas playas donde sólo el rumor de las olas nos acompaña.
Las pisadas que se dirigen a ningún lado, son de ida y vuelta. Como las personas que las imprimen en la arena.
Sonriamos porque la vida es más que bonita y todos los días hay cosas buenas que ensombrecen a las malas. Es más, a veces las malas son buenas, sólo hace falta colocarse bien para verlas con la perspectiva adecuada.
La emoción de este poema es, por su belleza en esa imposibilidad de separar forma y sentido, para todos.
Pero para mí más, esta vez. Por la anécdota pequeña que te sirve de resorte.
Es un regalo que de vez en cuándo enseñes aquí, "de gratis" que dice el pueblo, tu mejor voz.
Ha sido un enorme placer teneros por acá, NáN. Han quedado mil cosas por hacer... queda para la próxima.
pues aprovecho esta página para darte las gracias, que la zona fótica no me lo ha querido permitir.
Abrazos
menos mal...
más bien...
A no ser que desierto sea soledad, en ese caso bienvenida al club.
En cierta ocasión, hace más de 30 años en que yo era adoleswcente, alguién me preguntó si sabía lo que era la "soleá" y yo, inocente respondí la que le daba siempre el sol. Desde entonces, y ahora, al cabo de los años sigo pensando lo mismo (eso es cabezonería), a pesar de haberla padecido en algún que otro momento (a veces incluso buscada, a mi pesar).
Cádiz es vergel y no debería haber desiertos tras nada, aunque lo parezca, ni tras el mar, ni tras la tierra, ni siquiera tras las personas.
La famosa perspectiva.
Y siguen las palabras de poniente o de levante emocionando este corazón de secano...
Menchu
Muy sentido, intenso y hemoso poema.
Joer...
me gusta y me recuerda a algo que me queda muy, muy lejano.
Pero me gusta
Publicar un comentario