domingo, 3 de junio de 2007

LA DE TROYA


Dicen que, antes de morir en algún bulevar de Montparnase, Paris entregó esta nota a la tabernera que solícita rebuscaba entre sus bolsillos el dinero exacto para saldar la deuda.


¿A qué saben tus manos? Quiero lamerlas ahora, ¿me dejas llegar hasta tus pupilas y, desde allí, deslizarme hasta la punta de tus dedos?


No sé qué se me olvida contigo, pero estoy seguro de que es algo. Poco, claro, porque no es demasiado lo que sucumbe en mis heridas.


Está el vaso lleno de bocas que van desdibujando todas tus huellas en un segundo de Joyce (eternidades aparte). Esta noche te beberé desde el borde, desde el filo mismo de tu falda o tu espalda, que es la fórmula exacta del deseo que he ido acumulando después de todos aquellos bares.


Juguemos a que la realidad es una y cambia entre nuestros cuerpos que no se conocen todavía, que no sé si llegarán a conocerse. ¿Me dejas llegar hasta tus pupilas?


Podemos cerrar la puerta, si quieres, o trasnochar en tus caderas. Puedes romper mis ganas ahora, pero revolveré mi estómago y secaré, una vez más, un manojo de flores del cráter de tu voz.


Ahora, si aún me esperas, treparé a ti desde mi yo diminuto, te treparé, o haré un viaje alrededor de tus muslos infinitos.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Una delicia. para releer e imaginar mundos y vidas.

Con que poco combustible se mueven las naves de la lírica, o quizás y mejor que potencia evocadora no tendrá lo que las alimenta.

Genial. Algún día aparecerán impresas estas cosas que revolucionarán mentes quietas.

zöe riudavets dijo...

Como dice una cantautora que ya te enseñaré: "Que vacío al despertar y no encontrar tus buenos días al otro lado de mi almohada".

Anónimo dijo...

Essssa Carmen Moreno, que cuando se dispara es que no para!!!

Anónimo dijo...

Cualquier océano parece un charco frente a sus ojos...

Cualquier almohada, un universo insondable en tu ausencia.

Peter dijo...

Y renuevas los mitos antiguos, para que otra vez, iluminen las mentes actuales...

Como dice la RAE en su definición de mito. "Narración maravillosa..."

Anónimo dijo...

Yo sé que no era Rosalie, que tenía su cuerpo ocupado, pero ¿por qué condenan a morir el pobre Pàris?

¿Acaso estaba apestado, bubónico o colérico? No, no lo estaba.

Simplemente era un pelín borrachuzo, con deseos humanos y visiones acordes a su adicción, en vasos con bocas que, dalinianamente, desdibujan de forma surrealista mientras su paranoia describe su sueño_fábula de la realidad cambiante.

Donde los ojos miran por debajo de las faldas porque están bajo ellas y uno los imagina en peregrinaje cansino camino de otros ojos cuyas pupilas ansía, reposando en las caderas del camino.

Así una y otra vez, entrenando el día hasta que, hasta cuando o cómo llegará a su predestinado fin.

NáN dijo...

El vuelo de la falda de la foto, Prima, es como el silencio.
Espero verte pronto, hablarte de ojo a ojo. Y hablar de Joyce, si quieres.

El silencio de tu alegría sería una diferencia querida.

Vengo de Manuela, donde ya está colgada la obra de Rebeca, a la espera del día 12. Tan hermoso, todo, que estaría muy bien que vinieras a verlo. Un ratito. Conmigo. Que me deshago en estos atardeceres de junio. Tan contento.

Anónimo dijo...

Es una preciosidad...

"El filo de tu falda o de tu espalda"

A veces yo también he creído llegar a la punta de los dedos desde las pupilas... Pueden sentirse incluso, soñar desde allí.

Un besito :)

Anónimo dijo...

Yo elijo

«Está el vaso lleno de bocas»

La historia de una parte (lejana) de mi vida. Una preciosidad de verso. (Sin desmerecer para nada el del "filo").

Anónimo dijo...

Dichosos los que vais a ver la exposición de Reb. Y dichosos los que disfrutáis de Junio enamorados.

No perdáis la ocasión de perderos.

Tenía razón el clarividente Nán: Este Junio promete.

Por cierto: La Prima le lleva un par de cositas para allá, Nán. Así que es indispensable un encuentro entre Ustedes. Allá estaré yo, implícito (con eso me vale).

Besos a todos.

Anónimo dijo...

Y una cita. Cómo no.

Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren
(Mario Benedetti, Yesterday y mañana).

Anónimo dijo...

No me mime tanto, Don Micro. (lo de la Bugedo es necesidad, ni se considera mimo).

Si no viene, que no sea por falta de casa, que tengo un pequeño estudio a su disposición. No este fin de semana, que estoy fuera, pero los siguientes los que quiera.

Me salude a la prima, que la veo dispersa.

Anónimo dijo...

Dispersa es poco. Disuelta, más bien.

Y déjese mimar, coñe. Que es gratis.

Anónimo dijo...

Disuelta, como la sal de nuestro mar.

Este año, sin duda, merecerá la pena sumergirse.