martes, 26 de junio de 2007

NO ME ELEVARÉ


Escucho una de las canciones de Silvia Penide que más me gustan (la otra es "hasta el detalle más pequeño"). Acabo de descubrir a esta cantautora en Madrid.


Siempre me ha impresionado Madrid, siempre me estrujó los ojos y me exprimió la risa. Siempre ha sido para mí un lugar en el que seguir, en el que encontrar mi razón, mi lógica y hasta mi corazón que se batía contra el oleaje de todos los días.


Vivo en un piso que se duele de una ecuatoriana/peruana que le pide al marido que no le pegue más; con una gata que se esconde; con luz artificial porque el sol no llega a este bajo interior; con una mujer que incendia el mundo cuando sonríe... Vivo un Madrid como el de siempre, herido de angustia ante el calor que se extiende por sus calles sin que llegue la brisa del mar. Un Madrid que me tiende su asfalto y ante el que siempre me siento pequeñita y me obliga a crecer.


Salgo a la calle y miro, observo cómo se mueve la gente, cómo esquiva la mirada de los otros, como si tuvieran tanto que esconder... No hay tiempo para el tiempo, pero sí para besos sin fin. No existe la moral de la huída y las distancias se acortan bajo los pasos rápidos y ajenos.


Me enamoré de esta ciudad hace tanto tiempo... (podríamos preguntarle a la Niña Lara) Ahora, aquí donde vivo, esperando esos labios que me hacen hablar y hasta besar, siento que "volar no es de humanos", pero que, si cierro los ojos y pienso en las personas que me quieren, a las que quiero, el cielo está a ras de manos. Si percibo su olor y siento sus caricias en mi espalda, el mundo se traslada al centro de esta habitación.


Donde las voces no hacen daño y mi corazón está en calma, y me escucháis la voz y me quedo.


Voy a contaros mi sueño,

cuando era una niña quería volar,

saber si es suave el cielo

o por el contrario te puede arañar;

con el paso de los años descubrí

que volar no es de humanos,

no hay escalera tan grande

y si agito mis brazos no me elevaré.


Tan lejos, tan lejos de ti,

donde no me haga daño tu voz;

donde sueñe en silencio tranquila,

en la calma de mi corazón,

donde no pueda ya ni oírte ,

ni tampoco escuches tú mi voz;

donde olvide el daño de mi mente

y etérea me quede tranquila.


Con el paso de los años,

descubrí que volar no es de humanos,

pero que a veces la mente se eleva

y, si tienes suerte, conoces tu alma gemela,

y entonces seguro que vuelas,

yo ahora me agarro a mi cielo,

nos damos un vuelo y soñamos arriba,


tan lejos, tan lejos de ti,

donde no me hace daño tu voz,

donde sueño en silencio tranquila,

y en la calma de mi corazón,

donde no puedo ya ni oírte,

ni tampoco escuchas tú mi voz,

donde olvido el daño de mi mente

y etérea me quedo tranquila.


Tan, tan lejos, tan lejos de ti,

donde no me hace daño tu voz,

donde sueño en silencio tranquila,

y en la calma de mi corazón,

donde no puedo ya ni oírte,

ni tampoco escuchas tú mi voz,

donde olvido el daño de mi mente y etérea,

etérea me quedo... .

..me quedo tranquila...

...me quedo tranquila.


Voy a contaros mi sueño,

cuando era una niña quería volar,

con el paso de los años descubrí

que volar no es de humanos,

no hay escalera tan grande

y si agito mis brazos... .

..no me elevaré...

no me elevaré...

...no me elevaré...

no me elevaré...

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de escuchar la canción entras en la cabeza de esa persona y crees firmemente que los futuros se labran con la fuerza de las decisiones, arrastrados por la violencia del giro de la tierra.

Es absolutamente emocionante ver y creer que las personas crecen con las apreturas de la vida. Así, que por lo poco que se y conozco no me equivocaré si pienso que escribes con el alma y es cierto que no necesitas escaleras para subir ya que el cielo, y cada vez más alto (seguramente en una escalada sin fin), lo tienes dentro.

Creo que Madrid es mucho Madrid y (contra la corriente de huída general hacia la periferia) un excelente campo para sembrar y recoger en cualquier época. ¡Enhorabuena!

Peter dijo...

Agarra a tu cielo, date un vuelo, sueña arriba, se feliz.

Los demás te escucharemos, y sonreiremos. Para cuando quieras aporrear la guitarra

http://www.amdns.com.ar/s/silvia_penide/mi_cielo.txt

Anónimo dijo...

Madrid es magia.
Allí los relojes corren más deprisa y sin embargo, el tiempo puede detenerse si te paras un segundo en la mitad de la Gran Vía y hueles el calor del asfalto y de todas las pisadas de las miles de personas ajenas a ti que algún dia quisieron contemplar lo mismo.
La ciudad de todos los poetas que quieren exiliarse de ellos mismos entre la multitud.
No temas, ya sabes que el mar cabe dentro de tus párpados si los cierras.

Un beso,

Ana...

Anónimo dijo...

Ven a la escuela de calor

Reb dijo...

Y tanto

Lara dijo...

Madrid es estar en un filo cálido, de esos que nos gustan, Carmen. Bienvenida. Otra vez.

zöe riudavets dijo...

yo ahora me agarro a mi cielo,
nos damos un vuelo y soñamos arriba...

Paralelo 49 dijo...

Tú, mi niña siempre vuelas muy alto. Y a mí me encanta verte allí arriba.

Anónimo dijo...

Y qué te voy a decir yo de lo que quiero a mi Madrid si además nací en Chamberí eh? jaja

Me alegro que descubrieras a Silvia Penide de verdad, recuerdo que llevándote un día al hotel, tan céntrico jaja, quise que la oyeras.. me algro de que ahora la saborees y la sientas

NáN dijo...

uno Estoy escuchando la canción de Silvia Penide.

dos Cuando salí muy contento de una expo de fotografía en la calle del Olivar, en la que compré una foto, ¿a qué no adivinas a quién me encontré, vestida de negro, paseando un perro blanco?

Reb dijo...

¿a quién?

Anónimo dijo...

¿Vestida de negro con un perro blanco...? Ya me lo ha dicho. También me ha dicho que le encantó verte. Si es que no se puede pasar por el mundo sin quererte.

También yo estoy de pérdida, Primo. Será mejor no dejarse vencer por el dolor.

NáN dijo...

Ven donde mi corazón, Prima, que en reposo late entre 95 y 100 veces por minuto.Y siempre está hablando y pensando, y uno se olvida de lo que se quiere olvidar.

Ven donde mi oído, que finjo duro para que no se vea cómo esponja, y me cuentas.

O vienes y nos quedamos callados, contando pérdidas y partiéndonos de risa.

O con la de los ojos verdes y el perro negro nos vamos el sábado, a la caída de la tarde, porque las tardes caen como lo hacemos nosotros, a ver lo que tra al Reina Sofía Carlos Pazos, que si es lo que llevó al Macba tendremos para soñar mucho tiempo.

Besos a las dos.