lunes, 26 de mayo de 2008

F.H.A.R.

En 1971 se crea en París, el F.H.A.R (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria) que pretende enfrentarse a una sociedad que oprime al diferente.

Encontré por casualidad un libro en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Madrid un libro que se titula Documentos contra la normalidad. No es un libro que pretenda dar las bases de nada, sino que es un libro testimonial de mujeres y hombres que se pusieron en contacto con el F.H.A.R.

Entre los testimonios hay una carta sobrecogedora de un chico de 19 años que había intentado suicidarse varias veces al no poder ser lo que la sociedad marcaba que debía ser: "normal", y no poder enfrentarse tampoco a su realidad familiar.

Era homosexual, pero no sólo debía callarlo, sino frustar cualquier atisbo de expresión que pudiera dar a entender sus tendencias. Una palabra a destiempo y el castigo hubiera sido tremendo.

Fijaos, desde 1810 hasta 1942 no hay ley francesa que tratara la homosexualidad de "crimen contra natura". Pero, llegó el señorito De Gaulle y dijo que ser homosexual era un delito y de los peores. La enmienda Mirget asimilaba la homsexualidad a una plaga social, al mismo nivel que la tuberculosis o el alcoholismo. El resultado es que una vez que te encausaban por homosexual y, aunque hubieses cumplido la pena, la ficha seguía vigente durante cinco años como una "marca infame".

Jean Paul Sartre, se posiciona desde su revista Tout del lado de este grupo y, por ello, le secuestran la publicación y le abren causa a varios de sus colaboradores: "A propósito, olvidábamos decirles que el director de Tout es Jean-Paul Sartre. Él es el que protege a 343 (o más) maricas del F.H.A.R.".

En cuanto a la carta de la que os hablaba, os dejo un extracto:

Esta carta es una llamada de socorro; no quiero morir loco, ya he perdido hasta la paz; por las noches, mis sueños están poblados de pesadillas en las que mi estado se hace siempre presente; me despierto con el cuerpo empapado, la borde de la depresión. Yo no existo puesto que no puedo comunicarme. ¡Ayudadme! Si mis padres descubrieran mi estado, para mí sería la muerte o el hospital psiquiátrico. Ya sé que vais a decirme que soy cobarde. Sí, es verdad, pero la cobardía es la condición de mi supervivencia. ¡Contestadme os lo suplico!

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué carta más hondamente triste!
Realmente cualquier persona debería preguntarse qué haría si tuviera un hijo homosexual, para conocer con su respuesta la clase de persona que es.
Espero que un día no muy lejano, la gente valore la homosexualidad como lo que es, una elección sexual íntima y natural.
Un beso.

Anónimo dijo...

tdhwnyrLa vida del homosexual ha sido y será dura porque en torno a los comportamientos se ventilan cuestiones tan vitales como la forma de existencia y eso (siendo sacrílego con la ciencia) está metido en el tuétano de nuestro adn, por tanto es esperable que muchas de las próximas generaciones tampoco lo entiendan.

Siento ser tan pesimista, pero mi última asistencia a una boda, homosexual por cierto, no ha curado de sus temores a los cónyuges, que siguen viviendo un ostracismo pertinaz.

Esta pareja aunque comprendida por su entorno no consigue que éste se impregne de naturalidad en el trato.

Ni las leyes en contra han sido efectivas para nada, ni las a favor consiguen mitigar el sufrimiento de estas personas.

¿Donde está la solución?

Tema arduo donde los haya.

Anónimo dijo...

Pues yo soy optimista. Cre oque la razón se irá imponiendo, y la costumbre creará la naturalidad.

Las cosas van y vienen. Cuarenta años de dictadura con tintes marcadamente religiosos no pasan en balde. Si España hubiera sido u npaís comunista (tipo stalinista), todavía habría sido peor para los homosexuales. MUCHO peor. Quien diga lo contrario, miente.

Piensen que la manera de pensar de la gente, sobre todo llegada a cierta edad, no es fácil de cambiar. Pero miren que la ley del divorcio (pecado gordísimo que te lleva a la olla de Pedro Botero, según la Iglesia Católica) es de 1981.

Han pasado más de veinte años, y ahora TODO EL MUNDO (quitando a cuatro majaderos) ve absolutamente natural que dos personas se divorcien.

No defiendo que las cosas haya que hacerlas con esa lentitud, pero el hecho de que exista gente que necesita ese tiempo para cambiar de parecer es incontestable.

Yo soy optimista, repito. Creo que las cosas están mucho mejor que antes, y que mejorarán.

Tratar de acelerarlas metiendo la palabra "revolucionario" en el nombre de una asociación me parece un chiste.

Mainumby dijo...

qué fuerte lo que acabo de leer...
no sé yo qué es lo que pasa, pero con todo lo que no comulga con lo ideal-normal, siempre ha sido cruel la sociedad...
qué falta de empatía, de flexibilidad, de coherencia...

un beso, Carmen!!!

M. Domínguez Senra dijo...

No se me ocurre en estos momentos si hay alguna condición, aparte de la de ser homosexual, que suponga el rechazo de la propia familia. Ni ser judío, ni ser mujer, ni ser negro, ni ser minusválido (perdonad la mezcla) ha supuesto el aislamiento y la aversión que suposo hasta hace poco ser homosexual. Los judíos tenían a su familia. Y los negros. Me parece, vaya. Por eso el planteamiento de Soboro me parece bienintencionado y luminoso, pero no lo puedo acabar de aceptar porque por un lado muchos homosexuales han sido rechazados por sus familias (como he intentado decir) y, por otro lado, porque prefiero la óptica que nos obliga a desplazar nuestro punto de vista por la complicidad y no por la maternidad o la paternidad. Como decía la poeta y lesbiana: "No llores por mí, madre, llora conmigo". Pero que Soboro está en lo cierto, sobre todo en lo de "íntima" y "natural".

Es un tema complejo, puesto que hay hijos homosexuales pero también hay hijos de homosexuales que lo pasan o pasaron o pasarán mal.

Espero haber aportado algo con mi punto de vista, y poder volver por aquí. Yo soy optimista.

Espero haber aportado alguna cosa

Anónimo dijo...

Triste, muy triste.
Al igual que microalgo, opino "que las cosas están mucho mejor que antes, y que mejorarán."

Anónimo dijo...

Aaoiue, cuando digo lo del planteamiento del hijo homosexual lo hago porque hay quienes dicen que no son racistas, por ejemplo, pero ¡por Dios! que mi hijo no se vaya con una negra, o dicen que no son machistas, pero les gustaría tener un hijo varón, y otros dicen que no son homófobos, pero que su hijo no sea maricón, por favor! A eso me refiero.
Aunque es verdad que el punto de vista de la familia puede condicionar la perspectiva de un modo más subjetivo. Bueno, ahí está mi explicación.

Camille Stein dijo...

una carta muy triste... un largo camino han tenido que recorrer los homosexuales para lograr un pequeño atisbo de normalidad e integración... aunque queda mucho por hacer todavía

un beso

carmen moreno dijo...

Desde el momento en el que yo publico este post y vosotros hacéis vuestros comentarios (gracias, por cierto, porque sin vosotros no hay nada)la homosexualidad sigue siendo algo de "anormales". ¿Quién publica comentarios sobre heterosexuales?
Las cosas están mejor, tenéis razón porque ya no se nos quema en la hoguera. ¿Sabíais que en la Edad Media ser homosexual se condenaba como la brujería?
Aaoiue (espero que sigas viniendo y haber escrito bien tu nombre), da un poco de luz sobre la soledad del homosexual dentro del entorno familiar, incluso.
Don Micro, son revolucionarios porque entran en la izquierda francesa y se dan de bruces con la negación de su derecho a ser revolucionarios. ¿Recuerdan la película cubana FRESA Y CHOCOLATE cuando el chico hetero le dice a Perugorría: "La revolució no entra por el culo, chico". Eso pasó.
Yo también soy optimista, en cualquier caso.

AROAMD dijo...

Creo que hay que ser optimista y bueno, cuando el resto lo complica cuando para tí todo es tan sencillo,tirar... hasta los pequeños ciclos de comprensión, las familias, a veces se completan y dan sorpresas.

Gemma dijo...

Vivir con naturalidad esa condición. Ahí está la meta.
Pero que los demás lo vivan con naturalidad sería el verdadero logro, sin duda.

Un abrazo

NáN dijo...

Mayo-68 (no solo en París, sino en las revueltas del mundo entero) no dio resultados polí6ticos, sino sociales: se abrieron hermosos frentes para cambiar la vida, ¡y joder si la vida ha ido cambiando!

Me uno al frente optimista, porque no ha pasado nada de tiempo. Compartí cárcel (muy poquito, ¿eh?, no quiero pasar por víctima) con homosexuales que estaban allí por serlo. Hace tres días, en la parte ancha de la calle Fuencarral, cerca de Quevedo, había dos chicos besándose con ternura. L me dijo, "Qué hermosura, ¿verdad?".

También soy optimista porque, frente a lo que opina "Anónimo", la realidad del homosexual solamente fue dura con el triunfo de las tres religiones monoteístas. En la Antigüedad era algo absolutamente normal en los hombres (de la vida privada de las mujeres se sabe poco, porque el machismo sí que imperó). Así que está en el ADN la posibilidad de vivir esa situación felizmente.

Pero no nos durmamos en los avances impresionantes en 30 años: las fuerzas contrarias siguen teniendo un enorme poder.

¡Buen post, Prima!