El día que Lucía atravesó la ciudad para ir a un trabajo en el que no le pagaban y cayó por la rampa para minusválidos, mientras un transeúnte le pisaba la mano derecha al no poder esquivarla, y una madre que empujaba el cochechito doble de su maternidad doble le pasaba las cuatro ruedas por su magullada rodilla, y se golpeaba las costillas con el caparazón de una motocicleta oxidada y abandonada a los pies de la rampa, justo en el momento en el que Mauro se clavaba de rodillas sobre su esternón decadente porque no la vio rodar desde cuatro metros antes para pedirle matrimonio, su madre le había dicho que debía irse esa misma tarde de casa.
Desde el hospital, cuando la ambulancia la dejó a buen recaudo, llamó a la empresa para la que hacía prácticas para excusarse por su falta ese día, prometiendo incorporarse lo antes posible. Su jefe con voz de barítono Farinelli le espetó que no hacía falta que volviera. La empresa estaba pasando un bache económico y debían deshacerse de algunos empleados.
-Pero, si yo no cobro, sólo estoy de prácticas.
-Bueno, ya, pero es usted una persona, ¿no? Nadie es imprescindible en esta vida, señorita.
Lucía se casó con Mauro dos meses después y, ahora, es sumamente feliz y restamente precaria.
Drift
Hace 5 meses
16 comentarios:
¿Restamente?
Jó.
Y bueno. El amor es lo que tiene, que todo lo cura. Y todo tiempo no dedicado a él es tiempo perdido, como decía Aretín.
Y yo ya no sé.
Joder los jefes que piensan que no hay nadie imprescindible. Tendríamos que prescindir de ellos.
(y digo "prescindir" en sentido mafioso).
Don Micro, el amor es lo mejor y los jefes lo peor. Y yo sigo pensando que la cnación de la cabra es muy buena.
Primo, tú y yo ya somos familia (léase con sentido mafioso), así que prescindamos de los prescindibles. A por ellos que son pocos y cobardes.
Hala! todos a prescindir! que estamos en crisis!
Y no hay una segunda parte en la que la chica del cuento monta su propia empresa con la ayuda de su marido y le hace la competencia a su jefe hasta que lo arruina?
Moraleja: podría ese jefe prescindir de su empresa?
Podría yo dedicarme a currar para que no prescindan de mí?
Creo que debería
Un besazo miniña
Viki, ten cuidado, ha salido una noticia que dice que han descubierto que es falso que trabajar dignifique, sobre todo, si es para un jefe, así que no me trabajes mucho.
Bueno, en este caso parecía estar absolutamente justificado, aunque a mi me parece que el jefe fué demasiado tiquismiquis con las formas. Al fin y al cabo la susodicha tenía escrito en su frente "es mi destino".
Se siente por ella porque la boda fué un paripé montado por Mauro con un cura amigo de Wyoming.
Como era aquello de... No hay mal que por bien no venga.
:)
Y me voy de aquí tan sonriente y tan contentita.
Besos.
Cuentan que una empresa (recibía subvenciones por ello) inició un programa de integración de las tribus indígenas (de dónde fueran indígenas las tribus daba igual). Así que contrataron a cincuenta caníbales.
Al cabo de seis meses el presidente de la compañía se reunió con los salvajes.
- Me aprece magnífica su aportación a la empresa en este medio año. Pero... la semana pasada hemos notado que flataba un becario. ¿No se lo habrán comido Ustedes, verdad?
(Agitación de plumas, exposición de dientes afilados, todos los salvajes niegan con la cabeza).
Cuando el presidente sale se levanta el jefe de la tribu.
- ¿¡Quién coño se ha comido al becario!?
Un caníbal gordezuelo levanta lentamente el dedo, mirando distraídamente por la ventana.
- ¿Tú eres tonto o qué? En seis meses nos hemos comido a catorce directivos Y NADIE SE HA DADO CUENTA. ¿Para qué te tienes tú que comer a un becario, vamos a ver?
No se dan cuenta de que a las empresas no les tenemos cariño porque dicen que somos prescindibles, sólo a quienes nos dicen que somos imprescindibles les escuchamos más de dos palabras seguidas y a veces hasta les hacemos un favor. Para algo somos imprescindibles para ellos.
En fin, yo también restamente. Salud.
Oye, Anónimo, yo hablé el otro día con Lucía y estaba felizmente casada. ¿Que sabes tú que yo no sé?
Ay, Winsta, y tú que lo digas... je.
Don Micro, me encanta su historia. ¿Quiere usted publicar con nosotros o acaso le parezco muy poética? ;)
Juanjo, todos somos imprescindibles y sí sólo hacemos favores a quienes nos lo hacen recordar.
A ver si me ha contado un cuento p'a engatusar ... Esta Lucía
No sé, no sé...
Es que Usted es muy porrética para mí. ¿Dije poética antes? Huy, era una errata. Disculpe.
Será por eso que dicen que más vale caer en gracia.
Un montón de besos, guapa.
Anónimo, sí, esta Lucía...
Don Micro, no se preocupe, le entendí.
Estnom, qué bonito verla por aquí otra vez.
Qué torpe la Lucía esta, ¿no?
¡Mira que tener que caerse y romperse algo para descubrir que lo que tenía que hacer para ser feliz era casarse con Mauro y dejar de currar!
jeje
besazo
Apropiada y oportuna era la entrada de ayer. Veo que ha desaparecido. Te entiendo. A veces se siente miedo. Miedo fundado.
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